sábado, 7 de marzo de 2009

Cartas a un joven poeta.

Nadie puede aconsejarle ni ayudarle, nadie. Hay sólo un único medio. Entre en usted. Examine ese fundamento que usted llama escribir; ponga a prueba si extiende sus raices hasta el lugar más profundo de su corazón; reconozca si se moriría usted si se le privara de escribir. Esto, sobre todo: pregúntese en la hora más silenciosa de su noche: ¿debo escribir? Excabe en sí mismo, en busca de una respuesta profunda. Y si ésta hubera de ser de asentimiento, si hubiera usted de enfrentarse a esta grave pregunta con un enérgico y sencillo debo, entonces construya su vida según esa necesidad: su vida, entrando hasta su horas más indiferente y pequeña, deber ser un signo y un testimonio de ese impulso.

Rainier Maria Rilke.

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