Decidí viajar a India siguiendo una inquietud que llevaba años rondándome. Un amigo me prestó su cámara en el último instante. En mis primeros pasos me encontraba un poco perdida, nada sabía de lo que andaba buscando hasta que llegué a un pueblo situado casi en la frontera de India con Pakistan llamado Jaisalmer. En sus puertas, me encontré con la mirada de una gitana y seguido, su sonrisa. Era capaz de regalarsela a todo aquél que se adentraba en las murallas del fuerte. Y así pasaba sus días, intentando vender algo de plata mientras alegraba las miradas de aquél que fuera capaz de adentrarse en sus ojos. Ví entonces lo especial de sus almas, vi entonces la importancia de sus rostros y como el atma se reflejaba en ellos. Me obsesioné con sus miradas y así, nació esta serie de retratos. Me dediqué durante 4 meses a vagar por las calles del Rajasthan, enriqueciendo mi alma con sus sonrisas, con sus gestos e iluminándome con el brillar de sus ojos. Volví a casa con alguna idea clara, entre ellas vivir el momento y caminar por este sendero de belleza y sentimientos que es la fotografía.
viernes, 10 de octubre de 2008
Almas de India
Decidí viajar a India siguiendo una inquietud que llevaba años rondándome. Un amigo me prestó su cámara en el último instante. En mis primeros pasos me encontraba un poco perdida, nada sabía de lo que andaba buscando hasta que llegué a un pueblo situado casi en la frontera de India con Pakistan llamado Jaisalmer. En sus puertas, me encontré con la mirada de una gitana y seguido, su sonrisa. Era capaz de regalarsela a todo aquél que se adentraba en las murallas del fuerte. Y así pasaba sus días, intentando vender algo de plata mientras alegraba las miradas de aquél que fuera capaz de adentrarse en sus ojos. Ví entonces lo especial de sus almas, vi entonces la importancia de sus rostros y como el atma se reflejaba en ellos. Me obsesioné con sus miradas y así, nació esta serie de retratos. Me dediqué durante 4 meses a vagar por las calles del Rajasthan, enriqueciendo mi alma con sus sonrisas, con sus gestos e iluminándome con el brillar de sus ojos. Volví a casa con alguna idea clara, entre ellas vivir el momento y caminar por este sendero de belleza y sentimientos que es la fotografía.
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